Desde el jueves 2 de septiembre, los remisses aumentaron la tarifa un 7 % aproximadamente. Desde una empresa confirmaron a DIARIOJUNIO esta mañana que la bajada de bandera, que costaba $ 113, ahora vale $ 121, mientras que la ficha por cuadra tiene un costo de $ 6,10. De acuerdo a la ordenanza vigente desde el año 2012, modificada el año pasado, las actualizaciones se realizan de manera trimestral, desde el 1° de diciembre al 1° de marzo y del 1° de junio al 1° de septiembre. Dos taxistas, al ser consultados, indicaron esta mañana que “la gente no se queja”. Por un lado, al ser trimestral y no semestral, los porcentajes de incremento son menores. Por el otro, muchas veces no se entera. En cambio, antes, cuando la Cámara de Remisses iba al Concejo a pedir aumentos, los pasajeros se anoticiaban antes y elevaban su descontento. Los concejales no inciden en la elaboracion de la tarifa dado que el remisse no es considerado un servicio publico esencial como el colectivo, donde si intervienen.
Viajar en remisse o taxi cada vez cuesta más. Un pasaje desde la esquina del Mercado de Pulgas hasta La Bianca paso de costar $ 450 a $ 480 aproximadamente con la última actualización. Un viaje desde la zona céntrica hasta el hospital Masvernat suele rondar los $ 400. A pesar de los incrementos, mucha gente sigue viajando en taxi dado que los incrementos –más frecuentes pero menos gravosos- no tienen tanta repercusión en el bolsillo. “Nosotros les explicamos que no tenemos nada que ver. Los aumentos son automáticos”, remarcaba el chofer.
“La gente que se sube acá es para que las llevemos a los barrios” dicen los taxistas consultados. Aunque esta mañana estaba bastante tranquila: cuatro coches estaban estacionados desde hacía largo rato frente a Las Pulgas. “Estará lindo para caminar…”, reflexionaban los trabajadores del volante.
La ordenanza establece que el valor de la ficha es el equivalente al último valor de la misma, más el promedio del incremento entre el índice de precios al consumidor, según el Indec, y el aumento de combustibles. “Ambos se calcularán de la siguiente manera: aumento de precios al consumidor, cobertura nacional, nivel general disponible de la página web del Indec que se determina tomando el valor correspondiente fin de cada período (31 de octubre, 31 de enero, 31 de abril y 31 de julio) menos el valor del índice a inicio del período (noviembre, febrero, mayo y agosto). Incremento de la nafta súper de menor valor de tres expendedoras de combustible, a inicio y finalización de cada período”, se señala en la ordenanza.
En realidad, las actualizaciones se hacían de manera semestral desde el 2012. Pero el año pasado, en plena pandemia, eso se modificó y comenzaron a realizarse de manera trimestral dado que consideraban que incrementar dos veces al año era “en cierta medida desacertada e improcedente en virtud de la situación inflacionaria que nuestro país se encuentra atravesando actualmente”. En ese momento, septiembre de 2020, la tasa de variación anual del IPC (Índice de Precios al Consumidor) era del 36 %, la variación mensual del IPC del 2,8 % y la inflación, a esa altura del año, era del 22,3 %, según el Indec.
Por ende, se dejaba en claro la necesidad de “adecuar los aumentos en forma trimestral a los efectos de garantizar la posibilidad de afrontar los costos de mantenimiento de la unidad, tener acceso a una mejoría en la rentabilidad de la actividad laboral y reflejar una actualización tarifaria acorde a la realidad que actualmente atraviesa nuestro país”.
Por otra parte, se señalaba en la ordenanza que “la rentabilidad y los costos de mantenimiento de las unidades por parte de los propietarios resulta gradualmente más difícil de afrontar, impactando negativamente no sólo sobre la calidad del servicio en virtud de la imposibilidad de darle un adecuado mantenimiento a dicha unidad sino también sobre la situación económica de los trabajadores que, en su gran mayoría, los únicos ingresos que constituyen el sostén familiar son generados a través de la actividad de referencia”.