Con la suerte tan echada como parece estar, no hay expectativas en relación a lo que pueda arrojar el resultado del 14 de noviembre. Qué efecto puede tener sobre el escenario político entrerriano.

Para el domingo que viene se impone entre la dirigencia entrerriana un pronóstico: votos más, votos menos, se repetirá el resultado del 12 de septiembre. Simplemente porque las razones que motivaron ese voto castigo al gobierno peronista no se han modificado sustancialmente. Se trata de problemas que no se resuelven en dos meses.
La única noticia electoral fuerte sería que Juntos por Entre Ríos aumente su caudal de votos lo suficiente como para quedarse con 4 diputados en lugar de 3. Algo que no es imposible, pero resulta poco probable, como se analiza en la siguiente nota:
La mayoría de la dirigencia espera que, más o menos, se repita lo que ocurrió en las PASO. Algunos creen que el peronismo debería achicar la distancia, no porque la crisis haya retrocedido (no porque el control de precios haya bajado la inflación, se haya disipado el temor a una corrida cambiaria, o se verifique una explosiva recuperación del empleo) sino porque fue muy poco lo que se movilizó el peronismo en las primarias. Ahora, en cambio, se ve más compromiso de la dirigencia con la elección. En el PJ hablan incluso de un mejoramiento del “humor” de la militancia, con el final de las restricciones que por año y medio impuso la pandemia. “Volvió el abrazo, el compartir, los asados, la fiestas”, describe un hombre del partido con sede en calle 9 de Julio, que busca verle el lado positivo a las cosas.
Con el Gobernador y los intendentes metidos en la campaña, sería catastrófico para el peronismo -que lleva gobernado Entre Ríos 30 de los 38 años de continuidad democrática- no superar o, peor aún, perforar el piso de 28% de los votos que dejaron las primarias de septiembre.
Pero nadie espera cambiar el resultado. Ya no importa la elección sino el día después, saber cómo va a hacer el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández para desescalar una crisis que explica el histórico derrumbe electoral del peronismo unido en todo el país.
Escenario provincial
Las elecciones de medio término siempre se nacionalizaron en Entre Ríos. Históricamente han fallado los intentos por provincializarlas, en especial en períodos de crisis.
Esta particularidad le resta a estos comicios su natural incidencia sobre la definición del escenario político provincial, de cara a 2023, cuando se resolverá la sucesión de Gustavo Bordet, ya sin reelección.
Lo que tenía que pasar ya pasó en las primarias: como cabeza de la lista más votada, Rogelio Frigerio quedó posicionado para 2023 como el postulante más competitivo a la gobernación. Si se repite el resultado nada cambiará. Si aumenta o disminuye la diferencia un poco, a lo sumo se podrían hacer lecturas sobre la interna de JxER. Referidas, por caso, a qué pasó con el voto radical y qué aportó Pedro Galimberti (también anotado para la gobernación) con su incorporación a la lista.
¿Cuánta incidencia sobre la política entrerriana tendrá una elección que más que nunca se define por el escenario de crisis nacional? Una reiteración del resultado de las PASO ¿deja fuera de carrera a Enrique Cresto para la gobernación? ¿Cuál sería el dirigente peronista que quedaría en mejor posición para ocupar su lugar ante una derrota tan generalizada como la de septiembre, de la que ningún peronista escapó?
El golpe duro fue el 12 de septiembre, cuando se comprobó la magnitud del castigo al gobierno peronista. Cualquier cosa que ahora mitigue aquel golpe, como el acortamiento de la distancia por algunos puntos, podrá ser leído como una recuperación de cara a 2023.
Castigo
En las declaraciones públicas, la dirigencia de JxER afirma que la diferencia será mayor que en las PASO. Pero, en privado, muchos esperan que un peronismo más movilizado que en septiembre pueda mostrar alguna recuperación que lo acerque a su piso electoral histórico en la provincia.
Más que un triunfo opositor, en las PASO se registró un castigo al peronismo que, desde el gobierno nacional, no cumplió con el mandato electoral de 2019: arreglar la economía que no arregló Mauricio Macri. Ya no importa que le haya tocado administrar la pesada herencia en medio de una pandemia. Esa explicación no conforma a quien ve cómo la inflación destruye cada día su poder adquisitivo. El que gobierna es el FdT.
En un contexto tan particular, el efecto electoral para 2023 en Entre Ríos es relativo. En la provincia ¿ganó Frigerio y perdió Cresto? Se podría suponer que hubiera ganado cualquier candidato de JxER y perdido cualquier candidato del FdT.
Las tres listas de la interna de JxER sumaron 402 mil votos en septiembre, apenas 11 mil votos más que los que juntó Macri dos años antes en Entre Ríos, en octubre de 2019, con todos los indicadores económicos y sociales de su gobierno en contra.
Lo que ocurrió fue un estrepitoso derrumbe del peronismo, que pasó de obtener 390 mil votos en octubre de 2019 (el 44%), cuando perdió con Macri, a casi 230 mil (28%).
El peronismo entrerriano estuvo 83 mil votos debajo de lo que reunió en la derrota electoral de 2017, cuando se eligieron los diputados nacionales que ahora se renuevan.
¿Eso es culpa de Cresto, de Gustavo Bordet, del contexto de crisis que afecta a todo el país? ¿Es mérito de Frigerio y de Galimberti o simplemente se explica en un castigo al gobierno?
En las PASO del 12 de septiembre, la suma de las tres listas de JxER superó en 22 puntos a la lista única del Frente de Todos.
Una curiosa casualidad: 22 puntos fueron también los que le sacó de ventaja Bordet a Atilio Benedetti, el candidato a gobernador de Cambiemos en las elecciones provinciales de junio de 2019. En ese momento, el gobierno castigado fue otro.
Sin embargo, cuatro meses después, Mauricio Macri gana las elecciones presidenciales en Entre Ríos.
Es una pequeña pero contundente muestra de cuánto puede variar el voto entre una elección y otra.
Un dato para no perder de vista, de cara a 2023.