“Fui al banco para sacar un préstamo porque quería comprarme un auto y cuando estaba haciendo los trámites me dijeron que no podían dármelo porque estaba en el Veraz. Según me informó el ejecutivo del banco, tenía una deuda con una compañía telefónica y estaban ya a punto de embargarme el sueldo”, cuenta aún con angustia Flavia Avellino, que tiene 47 años.
Ese fue el inicio de un burocrático periplo para Flavia. Luego de investigar, indagar y hasta consultar con un abogado, terminó enterándose de que alguien, con su nombre y número de DNI, había contratado una línea telefónica para una casa ubicada en Coronel Suárez. “No conozco esa casa. Vivo en Caballito. Y cuando miré, la deuda era enorme. Estuve cinco meses luchando, porque la compañía decía que debía pagarla. Hasta que hice la denuncia en Defensa al consumidor y otra por robo de identidad”, relata.
Finalmente, después de medio año, logró que la deuda desapareciera. “Pude verificar que ya no estoy en el Veraz”, cuenta. Sin embargo, admite: “Más allá del dinero, me preocupaba mucho que alguien utilizara mi documento, mi identidad de una manera tan impune”.
Lo que le pasó a Flavia no es una rareza: la usurpación de identidad es cada vez más frecuente, según coinciden distintos especialistas. Y la aceleración digital impulsó también los casos de robo de identidad en el mundo virtual: los expertos señalan que el robo de identidad fue una de las modalidades de ciberdelito que más creció en 2020 en la ciudad de Buenos Aires.
Esta tendencia se observa también en la región. En México, por ejemplo, se estima que es el delito de mayor crecimiento, mientras que en Estados Unidos se duplicaron los casos en el último año. La mayoría involucra a estafadores que se presentaron para recibir beneficios en nombre de las víctimas o para obtener préstamos.
Pero ¿qué es el robo de identidad? Es lo que ocurre cuando alguien se hace pasar por un tercero, ya sea utilizando su información personal o su documento de identidad (que fue previamente robado o extraviado), para solicitar tarjetas de crédito, préstamos, líneas de teléfonos móviles o algún otro servicio.
La Dirección Nacional de Protección de Datos Personales, de la Agencia de Acceso a la Información Pública, cuenta con el Centro de Asistencia a las Víctimas de Robo de Identidad. Allí se orienta y asiste a las personas que hayan sido afectadas por este acto. En este centro se encuentra, además, el Registro Nacional de Documentos de Identidad Cuestionados.
“El objetivo es organizar y mantener actualizado un registro informatizado donde consten el número, tipo y ejemplar de documentos de identidad que fueron denunciados por las autoridades o por sus propios titulares porque se perdieron, fueron hurtados, robados o cualquier otra alteración”, explica Eduardo Cimato, director Nacional de Protección de Datos Personales. Según datos del informe de gestión de la esta agencia, en 2020 ingresaron 13.230 denuncias de documentos cuestionados. En 2019 habían sido 11.017, un 85% más que en 2018.
Cimato resalta que los bancos y las entidades financieras, antes de otorgar sus productos deben consultar este registro. “De ese modo, se puede prevenir que un tercero saque tarjetas de crédito o haga compras utilizando la identidad de otra persona. Por otra parte, cualquier ciudadano puede consultar si un documento de identidad se encuentra cuestionado a través del sitio web del Registro Nacional de Documentos de Identidad Cuestionados”, sugiere.
“En el mundo digital es algo muy común. Y, sin querer, muchos de nosotros contribuimos a que esto ocurra al subir fotos e información personal a las redes. Es que de esta manera le facilitamos datos al ladrón que son fundamentales para robar la identidad”, señala Facundo Malaureille, socio de GNM Abogados y miembro de la comisión de Argentina Cibersegura. Esta es una organización sin fines de lucro que trabaja para crear un espacio digital seguro a través de actividades de concientización y educación.
Un punto que Malaureille destaca es que en Argentina el robo de identidad no es considerado un delito. “Solo existe como contravención en la ciudad de Buenos Aires. La poca concientización individual, social y estatal sobre la protección de la privacidad genera un caldo de cultivo muy aprovechado por los delincuentes”, agrega.
Según el abogado, existen casos donde el atacante tiene una intención personal, y en otros donde el fin es patrimonial. “En el primer caso el delincuente intentará causar un daño en la reputación de la víctima. Mientras que en los otros apunta a cometer estafas”, aclara.
Distintas modalidades de robo de identidad
Dmitry Bestuzhev, director del Equipo Global de Investigación y Análisis en Latinoamérica de Kaspersky, cuenta que Internet y el correo electrónico son las principales fuentes de robo de información personal que pueden comprometer nuestra privacidad, nuestra identidad, y ocasionar importantes pérdidas económicas.
Según un estudio de la empresa de seguridad informática Kaspersky, los programas maliciosos o malware, las páginas fraudulentas, el phishing (técnica de ciberdelincuencia que utiliza el fraude y el engaño para manipular a sus víctimas y hacer que revelen información personal confidencial) y el software espía o spyware son las principales amenazas que existen en Internet y que buscan obtener datos personales de los usuarios para conseguir, en la mayoría de los casos, beneficios económicos de forma ilegal.
Si bien Bestuzhev aclara que la modalidad es diferente según el país, cuenta que en algunas oportunidades el robo de identidad termina en el robo de los fondos económicos de la víctima. “En algunos lugares se realizan retiros en efectivo por la ventanilla del banco. En estos casos, el criminal falsifica la firma”, detalla.
“Además, los datos robados también pueden ser utilizados por cibercriminales para registrar dominios ilegales en Internet, comprar servicios de hosting que se emplean para alojar archivos maliciosos, abrir negocios y cuentas bancarias, todo a nombre de sus víctimas”, resume.
Pero el especialista en seguridad cuenta que existe otra modalidad: la clonación de cuentas de WhatsApp, una estrategia de extorsión que se ha incrementado durante el último año. La táctica es similar al robo de cuentas de otras redes sociales pero, en este caso, la víctima desconoce que su nombre está siendo utilizado por terceros para cometer estafas entre sus contactos.
Por su parte Cecilia Pastorino, Investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica, explica justamente cómo funciona el robo de la aplicación de chat y cómo se adapta a la actualidad. Ella cuenta que en estos últimos días ha aparecido una nueva forma de engaño en nuestro país en la que los criminales aprovechan la excusa de la vacunación y le hacen creer al usuario que para acceder al turno de la segunda dosis debe reenviar un mensaje de texto que recibió en su celular. “Este mensaje se utiliza para activar la cuenta de WhatsApp en otro dispositivo. Una vez que los estafadores obtienen el control de la cuenta, extraen la lista de contactos y la foto de perfil, para luego comunicarse con sus conocidos y solicitarles dinero”, describe.
Además, agrega: “Por otro lado, están los spyware. En este caso se infecta un equipo, provocando que automáticamente se envíe todo tipo de información al atacante, como usuarios, contraseñas, datos bancarios, tarjetas de crédito o incluso conversaciones”, describe.
Señales que alertan sobre un posible robo de identidad
Lo que preocupa es que muchas personas desconocen que su identidad ha sido robada. ¿Cómo darse cuenta, entonces? Malaureille dice que uno de los “síntomas” del ataque es si no pueden acceder a los perfiles de sus redes o a sus cuentas bancarias. “Lamentablemente en muchos casos las víctimas se dan cuenta muy tarde y, luego, el camino para intentar recuperar el perfil o la cuenta puede hacerse cuesta arriba”, reconoce.
Pastorino coincide y agrega que otras señales pueden ser dejar de recibir notificaciones de las instituciones financieras, movimientos inusuales en las cuentas bancarias o tarjetas de crédito; recibir notificaciones de intentos fallidos de ingreso a las cuentas bancarias o de redes sociales y avisos, de parte de familiares o amigos, de comunicaciones que la persona no ha realizado.
Mejor prevenir…
Para no ser víctima Malaureille recomienda cuidar las imágenes y datos personales que se suben a las redes, tener contraseñas robustas, habilitar el doble factor de autenticación en las aplicaciones, estar atento a cualquier comportamiento raro o sospechoso y no dar información a extraños.
Bestuzhev también sugiere que tomemos conciencia de los datos personales que compartimos en línea. “La información que se publica en las redes sociales corre el riesgo de caer en manos equivocadas. Además, no deben entregar copias de su documento de identidad, ni enviarlas por e-mail. Tampoco deben dejar que otros tomen fotos de sus documentos. No se sabe dónde pueden terminar esas copias. Si esas personas son atacadas, nuestro DNI puede caer en manos de desconocidos”.
¿Qué hago si fui víctima de un robo de identidad?
Una vez que nos damos cuenta de que somos víctima de robo de identidad, lo primero que hay que hacer es contactar a la institución financiera, red social o a la empresa en la que nos han robado la identidad para radicar la denuncia y que procedan a bloquear la cuenta a fin de evitar que los cibercriminales continúen utilizando los datos.
Luego, es importante radicar la denuncia judicial. “Al no ser delito en nuestro país hay que visualizar qué otros derechos o bienes han sido afectados y trabajar para, al menos intentar, detener los efectos devastadores del robo de identidad. Cada día que pasa es un calvario para las víctimas”, señala Malaureille.
También es fundamental cambiar las claves de las cuentas afectadas y de cualquier otra cuenta donde utilicemos la misma contraseña.
En la misma línea, Bestuzhev recomienda que si la víctima se da cuenta de que su perfil de una red social o el chat ha sido hackeado, informe, lo antes posible, a todos sus contactos. “Además, deben alertar al equipo de servicio al cliente de la aplicación para recuperar la cuenta o dar de baja el perfil fraudulento”, aconseja.
En Argentina el robo de identidad se puede denunciar en la Unidad Especializada en Ciberdelincuencia del Ministerio Público Fiscal. Y, también en el Centro de Ciberseguridad Ciudadana de la Ciudad de Buenos Aires, donde además de darle seguimiento a la denuncia asisten a las víctimas con los pasos a seguir.
Por último, Pastorino advierte que “es importante no borrar ningún chat, archivo o evidencia. Tampoco deben reenviar ni compartir esta información. Se debe radicar la denuncia aportando la mayor cantidad de evidencia posible y concurriendo con los dispositivos e información de las cuentas afectadas”.