Resulta una fecha para reconocer a aquellos que con su trabajo artesanal preparan los productos panificados que llegan a los hogares de todo el país.
Cada 4 de agosto se celebra el Día Nacional del Panadero, en conmemoración al 18 de julio de 1887, una fecha en la que se fundó en Buenos Aires la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, el primer sindicato nacional de la profesión.
Dicha institución nació por iniciativa del italiano Ettore Mattei, quien se destacó como uno de los organizadores del movimiento obrero y el movimiento anarquista en Argentina. Fue la primera sociedad de resistencia y solidaridad de clase basada en los principios de la acción directa y la huelga revolucionaria.
Errico Malatesta, otro famoso anarquista italiano que residió en el país entre 1885 y 1889, redactó sus estatutos: resaltó la importancia que tiene la organización federal tanto lugareña como regional y territorial. Y señaló la tendencia a llegar a una Federación Regional Argentina de Trabajadores, así como también a la solidaridad internacional.
El único elemento con tonalidad anarquista apareció en el artículo 7: “Esta sociedad no debe inmiscuirse en cuestiones políticas”. Los estatutos sirvieron de modelo para muchos otros creados de esa década. Específicamente para militantes de ideología similar, como los zapateros y obreros mecánicos.
Cabe destacar que los miembros de esta sociedad anarquista fueron quienes renombraron a las masas de repostería y facturas horneadas, que son popularmente conocidas con nombres que hacen alusión o burla a temáticas religiosas y militares. Entre las denominaciones, se destacan los sacramentos, las bolas de fraile (o suspiros de monja), los cañones, las bombas y los vigilantes.
El 4 de agosto fue reconocido oficialmente como Día Nacional del Panadero por el Congreso de la Nación Argentina en 1957. Desde entonces, la conmemoración de esta fecha es un clásico en la sociedad.
Fuente: Ámbito