Jue. Nov 21st, 2024

Las consecuencias de una guerra a 13.000 kilómetros ya se sienten en los bolsillos de los y las argentinas. Pasaron diez días del conflicto Rusia-Ucrania, del cierre de los principales puertos exportadores sobre el Mar Negro y el Mar de Azov y, de la consecuente, interrupción de su comercio internacional. La incertidumbre altera a los mercados y el trigo pasa de valer 329 a 495 dólares la tonelada. Lo que debería ser una buena noticia para un país exportador de trigo como la Argentina se convierte en una amenaza para el presupuesto de los hogares: con la suba del trigo, aumenta el precio de la harina, el pan y los fideos.

El impacto en el país se reduce en un tuit: “Proveedor de harina me manda mensaje diciendo que no hay entregas ‘momentáneamente’ por conflicto bélico”, hizo catarsis Juan Navarro, socio gerente de Churros El Topo.

En diálogo con el diario Página/12, cuenta que se descargó de ese modo porque se encontró el último miércoles en una situación desesperante. Ningún molino le quería vender bolsas de harina y se estaba quedando sin materia prima para elaborar los clásicos churros dulces y salados: “Conseguí unas bolsas para salir del apuro, más caras por supuesto. Pagué 1900 pesos lo que estaba pagando 1500 el día anterior, y sabía que iba a seguir aumentando, pero justamente por eso no me querían vender más”.

El mercado

Los mercados de las principales commodities se alteraron: registraron fuertes subas la soja, el maíz, el gas, el petróleo, cada uno con distintos impactos en la economía argentina. El trigo es una de las materias primas que exhibió mayores subas. Cerró el último viernes en 495 dólares la tonelada en el Mercado de Chicago, 50 por ciento más que antes de la guerra y alcanzando su máximo histórico en la última década.

Con el ingreso de las tropas rusas en las ciudades de Donbás y luego en Mariúpol, Járkiv, Chernihiv y en la propia Kiev se cerraron los principales puertos exportadores sobre el Mar Negro y el Mar de Azov. Por allí parten los buques cargueros del 12 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo. En tanto, las sanciones económicas a Rusia generaron también incertidumbre acerca del destino de otro 17 por ciento de toneladas de trigo que vende ese país al resto del mundo.

Si bien China e India son los principales productores de trigo del mundo, también son grandes consumidores. De esta manera Rusia y Ucrania, que se encuentran dentro del top 10 de países productores de trigo, concentran aproximadamente el 30 por ciento de las exportaciones.

“Hasta que otros países como Estados Unidos, Canadá, Francia o incluso Australia o Argentina, que son exportadores relevantes, puedan abastecer a países importadores, esta situación no se va a normalizar”, explicó al diario Página/12 Martín Kalos, director de EPyCA Consultores. Para agregar: “No es fácil rescindir contratos ya firmados con determinados proveedores, y también hay tiempos y costos logísticos que son difíciles de reemplazar. No cuesta ni tarda lo mismo un flete desde Ucrania que desde Argentina para abastecer al resto de Europa, por ejemplo”.

Suba de precios

El desbalance en los mercados internacionales no tardó en cruzar el Atlántico y llegar a los molinos y panaderías argentinas. La suba de más del 50 por ciento en el trigo aumentó los costos de los molineros cuya primera reacción fue no vender harina hasta tener un precio de referencia. Fue en ese momento que la Churrería el Topo y miles de panaderías de todo el país comenzaron a sentir los efectos de la guerra.

Finalmente, el precio de la bolsa de harina al por mayor aumentó esta semana alrededor de 30 por ciento. Pasó de 1.500 pesos a poco más de 2.000 pesos la bolsa de harina 000 de 25 kilos que utilizan las panaderías. “Nuestro costo es lineal con el precio del trigo, porque el 70 por ciento del costo de la harina es trigo, así que es indisimulable la carga que tiene ese aumento en el precio de la harina y no hemos impactado la totalidad de esa suba”, explicó al diario Página/12 el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera, Diego Cifarelli.

De acuerdo a Cifarelli, el impacto sobre los precios debería ser cada vez menor a medida que avanza la cadena, porque el peso del costo de la harina no es tan grande a medida que se industrializa el producto: “En el precio del pan representa alrededor del 20 por ciento. De un kilo de harina salen casi tres docenas de churros o cuatro pizzas”.

Desde el sector panadero apuntan directamente contra los molineros. José Álvarez, presidente de la Cámara de Industriales Panaderos de Buenos Aires, asegura en diálogo con el diario Página/12 que los aumentos de la harina fueron de 70 por ciento en estos diez días y acusa a los molinos y acopiadores -intermediarios entre grandes molinos y pequeñas y medianas empresas- de “especuladores”.

En un comunicado emitido este último viernes aseguran que “con la bolsa de harina de 25 kilogramos a un valor de 1.500 pesos, el precio final del pan estaría dentro del acuerdo obtenido con la Secretaría de Comercio Interior, donde el valor sería entre 220 y 260 pesos el kilo”. Hace poco menos de un mes el secretario de Comercio Roberto Feletti logró que las autoridades del sector retrotraigan el aumento del 25 por ciento en el precio del pan en el AMBA.

Sin embargo, advierten desde la Federación panadera, un cambio en esas condiciones podrían elevar un 10 por ciento el precio del pan. “Los aumentos no pueden impactar de lleno en los precios de las materias primas ni en los productos finales. Los que están saliendo a hablar que presenten los costos”, denuncia Álvarez.

En tanto, la clásica churrería de Villa Gesell, hoy con presencia en otras localidades de la Costa Atlántica, CABA y Bariloche, asegura que por ahora absorberán ellos el aumento del costo: “Es que aumentamos hace tres semanas los precios, por la suba de las materias primas. Me parece una locura volver a aumentar ahora”, asegura Navarro. La docena de churros pasó de 600 a 700 pesos en febrero, validando un aumento de 80 por ciento en el precio del aceite, 75 por ciento en el dulce de leche, 60 por ciento en el azúcar y 100 por ciento en los huevos de febrero 2021 a febrero 2022.

Navarro remarca que la harina era lo que menos había aumentado -alrededor de un 50 por ciento interanual en febrero-, y ratifica que este impacto no es tan relevante en el costo de la elaboración de los churros. Sin embargo, lo visualiza como una muestra de lo que se viene: “Ya hablé con proveedores que me dicen que van a aumentar otras materias primas que pesan más en la producción, como la margarina o el dulce de leche”, se preocupa.

Respuestas

El problema de la inflación importada no nació con la guerra y el Gobierno cuenta con al menos dos herramientas para desacoplar el aumento de precios internacionales de los internos: una con mayor eficiencia, pero mayor costo político, las retenciones, y otra con menor eficiencia y menor costo político, los fideicomisos.

A pesar de las declaraciones públicas del propio Feletti a favor de elevar los derechos de exportación para lograr un mayor desacople de precios, desde el Ministerio de Agricultura, a cargo de Julián Domínguez, aseguran no estar evaluando aumentar las actuales retenciones o poner cupos de exportaciones para enfrentar el impacto del descontrol del precio internacional del trigo.

El contexto político para subir retenciones es adverso: hace poco más de diez días la Sociedad Rural Argentina y la Sociedad Rural de Jesús María, Córdoba, presentaron un amparo para no pagar las que ya están vigentes. El argumento es que con el rechazo al Presupuesto 2022 en el Congreso, no está vigente el artículo que permitía el cobro. Los ruralistas dicen que no hay ley que establezca ese impuesto, aunque el Gobierno se basa en los artículos 755 y 756 de la Ley de Código Aduanero, consignó el diario Página/12.

Feletti logró, en tanto, avanzar con la creación del fideicomiso del trigo. Se trata de un esquema de subsidios cruzados entre privados por el que parte de la renta que reciben los exportadores, beneficiados por el aumento de precios a nivel mundial, se destina a subsidiar el precio de aquellos que venden en el mercado interno y no se benefician de las subas internacionales.

El Estado monitorea y regula este acuerdo para garantizar el abastecimiento a precios accesibles de 800 mil toneladas de trigo para producir los fideos secos y la harina 000 que se encuentran dentro del programa +Precios Cuidados.

El instrumento, que aún no está formalizado vía boletín oficial, beneficiará sobre todo a las empresas productoras de esos dos productos específicos. El Gobierno tiene el antecedente de que esta herramienta se aplicó con éxito a principios del 2020 para el aceite de girasol. En el caso del aceite mezcla el modelo funcionó en términos de precios y para el productor porque el subsidio para que se mantenga el precio del mercado interno es apenas el 1,9 por ciento, mucho menos que las retenciones tradicionales.

“Es una retención más destinado a un fondo que financia la harina de kilo que se vende en la góndola y la fabricación de fideos secos. La decisión del Gobierno es que el paquete de harina de kilo permanezca en los actuales precios más allá de lo que pase en el mercado de trigo a nivel mundial”, aclara Cifarelli. José Alvarez complementa: “Será efectivo para el precio de la harina en góndola. No están interviniendo en el precio de la harina que utilizamos como insumo los panaderos”, asegura.

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