Escasez de alimentos, inflación y pandemia pusieron a la isla en un estado de emergencia que recuerda al impacto de la caída de la URSS. El bloqueo agudizó la crisis.
Los cubanos viven hoy en medio de una carrera de obstáculos: apagones, escasez de alimentos, filas interminables para conseguir productos de primera necesidad, inflación, restricciones sociales por la pandemia, crisis sanitaria y 240 medidas lanzadas por el expresidente estadounidense Donald Trump que agravaron el embargo.
Se trata de un combo social, político y económico, enraizado entre viejos reclamos de apertura democrática, que impulsó las más masivas manifestaciones populares desde el triunfo de la Revolución y las primeras desde 1994 que desembocaron entonces en la llamada “crisis de los balseros”.
Omar Everleny Pérez, economista, profesor titular de la Universidad de La Habana y exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana, resumió a TN.com.ar que “la situación social es bastante complicada”.
“Una familia cubana sufre apagones, problemas para comer, tiene que hacer grandes colas y además no puede salir porque hay topes de circulación” por la pandemia de coronavirus. “Los bares están cerrados, los restaurantes también. No puedes sentarte en un parque…”, graficó.
Qué pasa con la economía
Everleny Pérez dijo que la isla vive “una sumatoria de problemas” que se agudizaron en los últimos años y explicó que el país atraviesa “una crisis estructural muy profunda con una desaceleración del crecimiento”.
El PBI creció solo 1% entre 2016 y 2020. “El año pasado decreció 11% y en el primer semestre de 2021 volvió a caer 2%. Hay un problema de crecimiento económico más que otra cosa. Hay déficit fiscal y una serie de desequilibrios estructurales grandes”, indicó.
Para el economista, “a esto se le sumó el arreciamiento del bloqueo durante el gobierno de Trump con más de 240 medidas” que agravaron el embargo estadounidense vigente desde hace 60 años. Y “Joe Biden las mantiene”, apuntó.
Pero el problema que terminó de agravar la crisis llegó con el coronavirus. “Nadie esperaba que el COVID-19 fuera tan agresivo y que el país tuviese que gastar tantos recursos para hacerle frente a la pandemia”, sostuvo.
Y agregó: “Ha habido problemas con los combustibles que han traído apagones. No solo hay plantas que debieron salir de circulación por mantenimiento. Con los grupos electrógenos que consumen fuel oil hubo problemas para traerlos de Venezuela”, añadió.
Everleny Pérez dijo que con la pandemia “ha habido menos ingresos de divisas” y señaló que “el turismo, que era una variable importante, es hoy apenas el 5% de lo que era antes”.
“Dos servicios, como el turístico y el de profesionales, han caído extraordinariamente en los estos últimos dos años. Hay un paquete de cosas que conforman esta situación tan dura para la vida de los cubanos”, enfatizó.
Falta de alimentos e inflación
El economista dijo que esta emergencia derivó en una crisis alimentaria. “Hay poco dinero para hacer importaciones de alimentos y hay escasez en las tiendas”, indicó.
Y agregó: “Ha habido problemas financieros. El Estado hizo una tarea de ordenamiento. Aumentó mucho los salarios a los trabajadores, pero no incremento la oferta de bienes y servicios y eso ha ido creando un problema de inflación”.
“Ha habido mucha moneda frente a pocos productos que se pagan al precio que la gente es capaz de dar. El trabajador está sufriendo una pérdida de poder adquisitivo extraordinario, mucho más que antes de subirle el salario”, aseveró.
Y agregó: “En forma general hay un problema financiero, problemas de escasez de alimentos. El campesino ha tenido muchas dificultades para traer sus productos a la ciudad porque el Estado ha establecido topes de precios”
En ese sentido, dijo que el campesino debió trasladar el aumento de los costos al precio final de sus productos, pero el Estado fijó topes “a otra tasa de cambio”.
“La crisis es multicausal, pero por algún lugar hay que entrarle”, indicó.
“La tarea de ordenamiento tuvo un problema de diseño. Tenían que haber empezado por aquellas áreas que aumentaran las ofertas de producto, como abrir pequeñas y medianas empresas, liberar más oficios privados, crear nuevas cooperativas no agropecuarias que se habían paralizado hace tres años, aquellas áreas que daban ofertas de bienes y servicios. Pero se empezó a revés, por la esfera de circulación monetaria”, concluyó.