Esta vez, el capítulo de la impunidad se escribe en torno a la escandalosa Causa Puerto Yeruá. El 26 de septiembre, la Sala Penal I del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJER) hizo lo que muchos sospechaban pero pocos se atrevían a decir en voz alta por lo inverosímil que podía resultar: En fallo dividido habilitó el recurso extraordinario que el abogado y presidente sempiterno de la Liga Concordiense de Fútbol, Julio Alcides Larrocca, hizo para que su sentencia sea revisada ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El presidente de la sala, Dr. Daniel Omar Carubia, y la vocal, Dra. Claudia Mizawak, dos figuras bien conocidas en el entramado de poder de la justicia entrerriana, argumentaron a favor de quien fue encontrado en dos instancias como autor material y responsable del delito de Peculado en Concurso Ideal con Administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública Reiterados en modalidad continuada en grado de partícipe necesario y se le impuso una pena de cinco años de prisión efectiva, más la inhabilitación absoluta perpetua e inhabilitación especial para ejercer la profesión de abogado también por el término de cinco años; además de una multa de $90.000,00. Condena que el 31 de agosto de 2022 había sido ratificada por la Cámara de Casación Penal.
La decisión no fue unánime: El vocal Dr. Miguel Ángel Giorgio votó en contra. Fue el primero en opinar -según el sorteo- y detalló por qué los argumentos del recurso extraordinario no cumplían con los requisitos necesarios para ser tratados por la Corte Suprema y que la defensa de Larrocca solo trataba de reabrir temas ya discutidos en instancias anteriores, intentando forzar una interpretación conveniente de las leyes civiles y administrativas locales. Básicamente, señaló que no había una cuestión federal que justificara la intervención del máximo tribunal del país.
En tanto, Carubia y Mizawak no tuvieron problemas en sostener que el recurso cumplía con los requisitos formales y que las garantías constitucionales del “compañero” Larrocca estaban en juego.
Julio Larrocca
Para entender el desenlace, hay que retroceder un poco en el tiempo: Daniel Carubia, hoy presidente de la Sala Penal fue muy amigo de Jorge Pedro Busti, el todopoderoso tres veces gobernador y dos veces intendente de Concordia, quien, en sus días de gloria, se encargó de llenar las oficinas judiciales con su tropa leal. Claudia Mizawak, la otra pieza del rompecabezas, tampoco es una desconocida. Fue abogada de Busti y de Sergio Urribarri y también escaló en el poder judicial gracias al generoso padrinazgo del caudillo. Y, por si faltara más, Julio Larrocca, el protagonista de esta historia, tampoco es ajeno a este círculo de poder al igual que su abogado Jorge Romero, también amigo de Busti y Fiscal de Estado en aquellos años donde se tejieron amistades duraderas y redes de poder.
Mientras tanto, Larrocca siguió eludiendo la justicia con una estrategia clara que fue dilatar los tiempos para evitar las consecuencias de sus acciones. No es un dato menor que uno de los co-imputados, el ex intendente de Puerto Yeruá, Fabián Cevey, asesorado por Larrocca, haya reconoció su culpa y aceptado una condena de tres años de prisión condicional. En esa misma causa, los familiares del ex intendente involucrados, su esposa, dos hijos y otras dos personas también aceptaron el juicio abreviado.
Larrocca siguió apostando a las apelaciones interminables sabiendo que su condena, especialmente la inhabilitación para ejercer como abogado, será solo una anécdota. Al paso que van las cosas, podrá jubilarse como profesional del derecho sin que la sanción se haga efectiva.
Pero si bien Julio Larrocca es el personaje rimbombante de esta novela tragicómica y de corrupción ostensible, también están condenados -y se favorecieron con este recurso ante la Corte Suprema, donde el tiempo a transcurrir es el pasaporte a la impunidad que les otorgaron algunos de los Supremos- Marcelo Alcides Larrocca Ruiz (hijo),Fabián Rubén Terenzano y José Luis Iribarren.
Fuente diario Junio